Mi historia personal

Me extirpé el pecho sin tener cáncer por prevención.

Hoy, 9 de Enero de 2024, se publica este post y hace justo un año que me operaron… pero de esto y del porqué os contaré a continuación…

Mi madre tuvo cáncer de mama a los 38 años y mi tía (su hermana) a los 42 años. Íbamos a la revisión rutinaria con nuestro ginecólogo privado y, al finalizarla, pasamos al despacho para que nos comentase cómo iba todo, nos mira y nos dice que ha visto algo y que es, lo más seguro, un tumor (maligno) y de 3 cm. En ese momento recuerdo estar sentada a su derecha, le cogí la mano pero no pude articular palabra alguna…mi único pensamiento era mi madre tiene cáncer.

Esa noticia nos cayó como un jarro de agua bien fría a las dos y recuerdo, perfectamente, el trayecto a pie desde la consulta a la estación de tren... no hablamos. Nos mirábamos de reojo pero sin articular palabra alguna. Antes de eso, estábamos contentas charlando, riendo y con nuestras varias compras que habíamos hecho, parecía la tarde perfecta. Pero se truncó un par de horas más tarde.

Tras la operación de mi madre y habiéndole hecho el estudio genético para saber si era portadora del BRAC 1 o del BRCA 2, nos dieron la noticia de que sí era portadora del 2. A raíz de eso yo me hice también la prueba a la edad de 28 años y me salió, también, la mutación del BRCA 2 (más probabilidades de padecer cáncer de mama que otra persona). He convivido con esta noticia durante 11 años y sin problema alguno ha influido en mi vida y mis decisiones y, de hecho, yo estaba convencida de que a mí, no me iba a pasar. La oncóloga me comentó en su momento hacer revisiones periódicas y controles tipo mamografías, ecografías y alguna resonancia magnética y así fue. No obstante, en alguna ocasión me dejaron caer la idea de hacer mastectomía más adelante para reducir las probabilidades, pero no entraba en mis planes para nada. 

Pasan los años y a finales del 2021 más o menos en una revisión con resonancia, yo iba sola como siempre porque me gusta y me siento cómoda, sale la radióloga (un encanto de mujer) y me dice que ha visto algo en la mama derecha y que me quiere hacer en ese momento una ecografía. Me tumbo en la camilla y, efectivamente, me dice que hay algo que no sabe qué puede ser pero que si me parece bien me va a biopsiar… me quedo algo desconcertada pero claro que sí, adelante con ello. Me hacen dos biopsias finalmente en la mama derecha y resultado negativo así que, continúo con mis quehaceres y mi vida y listo.

¿Qué sucede luego? Al año siguiente vuelvo a hacerme una RM y esperando fuera sale la radióloga y me informa que ha visto algo que no le gusta pero esta vez en la mama izquierda así que volvemos a entrar a la sala de ecografía y, finalmente, me biopsia. La recuperación de estas tres biopsias fue bien y no tuve complicación alguna así que yo, de momento, no me iba a quitar el pecho porque no lo creía necesario. Pero, no fue así, ya que aunque el resultado continuaba siendo negativo, no quería cerrar mi expediente dejándolo a expensas de revisiones rutinarias así que me recomendó y comenzó la gestión para que me biopsiaran por resonancia en el hospital de Elche. Aquí la cosa ya comienza a cambiar porque claro, dicha biopsia fue prácticamente una operación,  y tras realizarla y pasarse el efecto de la anestesia creía que la mama izquierda me iba a explotar, literalmente. Puedo decir que a nivel mental y emocional y con una recuperación más lenta y tardía comencé a sentirme cansada y tocada emocionalmente. Pero, el resultado seguía siendo negativo y con resistencia por parte de mi radióloga a cerrar “mi caso” me preguntó si tenía otra opción, ir a otro hospital para que lo volviesen a comprobar y a revisar así que, esta vez, comencé todas las pruebas en el Hospital Clínic de Valencia.

Ya en este hospital vuelven las pruebas oportunas con biopsia incluida así que en dos meses, aproximadamente, tres biopsias en la mama izquierda y, de nuevo, un resultado negativo. Tal era mi estado emocional que con este nuevo y último dato comencé a valorar la idea de hacerme la mastectomía porque ya la idea de que cada vez que me hicieran una prueba me biopsiaran me echaba para atrás...pero ésta también tardó unos meses hasta que tomé la decisión y en Octubre de 2022, más o menos, comenzaron las pruebas relativas a la intervención.

Me operaron el 09 de Enero de este año 2023 y recuerdo estar esperando en la sala en la cual te preparan y tener una sensación extraña. En el sillón y  con la bata puesta observaba al personal sanitario de un lado hacia el otro y no me creía estar allí esperando a que fuese mi turno para quitar una parte de mí que, ahora al recordar, hace que me emocione. Una vez dentro del quirófano y mientras me “pintaban” volvía a observar el movimiento del equipo  médico (no eran pocos, la verdad) y me miré... había en medio de ese trajín una persona cuyas ganas de llorar estaban “a flor de piel”.  Y, en ese momento, apareció justo delante de mí un enfermero que me cogió la mano, me miró a los ojos y me dijo “cariño, no te preocupes que te vamos a cuidar muy bien”.  Estas palabras y esta mano fueron un bálsamo para mi corazón ya que en ese instante estaba asustado y no poco. Así que una vez colocada la vía y dejar que alguna lágrima se asomase,  miré hacia la pared de enfrente donde mi cirujano esperaba que estuviese preparada, me tumbé y contando hasta tres con la respiración y la anestesia me dormí.

Despertar fue chocante, sobre todo, porque respiraba en intervalos muy cortos por el vendaje que llevaba. Me asusté y pensé... no puedo respirar. A medida que iba volviendo en mí, recordé que me habían operado y pude controlar la sensación de opresión llevando mi mente a la calma y a la tranquilidad... estaba fuera del quirófano, según los médicos todo había salido bien y era cuestión de seguir las recomendaciones y cuidarme.

Quiero compartir en este texto la importancia de no minimizar el proceso que cualquier persona está viviendo. Está claro y soy consciente de no haber pasado por un cáncer de pecho y haber tenido la opción de operarme para prevenir y doy gracias por ello. Pero eso no quita que haya vivido un duelo y, en mi caso, anticipatorio a la operación y luego con el post-operatorio durante la recuperación...el cuerpo cambia, tú has cambiado y eso, inevitablemente, conlleva un proceso de gestión de las emociones. En este momento, en el cual escribo estas líneas, agradezco a la vida porque debido a ello he conocido a personas ( médicos, enfermer@s, pacientes) maravillosos y, sobretodo, me felicito a mí misma por la valentía y el coraje de hacer lo que hice.

Animo a todas las mujeres y hombres que estén en una situación parecida a la mía (operar por prevención) que lo valoren bien, si no es algo urgente que se tomen su tiempo (el que para cada un@ sea necesario) como yo pude hacerlo y, sobretodo, que tomen la decisión que tomen estén en paz con ello.

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Leire Martínez

Te doy la bienvenida a Abrazando el Duelo. Gracias por visitar mi blog.

Tras mis propias experiencias de vida me he dado cuenta de la importancia de mirar hacia dentro y validar lo que sentimos para poder atravesar el dolor ante lo sucedido y así evitar un sufrimiento innecesario.

Mis conocimientos acerca de tanatología provienen de varios profesionales diferentes aunque, como siempre digo, es desde mis procesos de duelo y crisis que he podido sacar las fuerzas y el coraje para continuar con mi vida y resignificar, desde una mirada más amorosa y compasiva, lo vivido.

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